Ahí fuera
Ahora golpearé la tumba con los nudillos de todos aquellos que me empujaron dentro de esta caja. Sé que no servirá de mucho, mi suerte ya está dictada, pero al menos me marcharé con el regusto de dejar una marca imborrable en las pezuñas de todos los que me las echaron al cuello por mero divertimento. Cada mañana, cada almuerzo, cada anochecer… ¿Cómo pueden existir personas que vivan con el único aliciente de hostigar al resto? A mí ya, plin. Pero quedan muchas víctimas ahí fuera. Ese es mi peor consuelo. Ahora bien, me marcho bien servido; sé que me llevo conmigo a uno de los verdugos.
Autor: Fran Leal
Me gusta un montón!! Intenso y tétrico. Pero a vez cercano y.... ¿Común?
ResponderEliminarUn abrazo fuerte!