El fulgor de la pobreza (Luis Mateo Díez)

La lectura de esta obra me ha deparado una muy grata sorpresa. Su autor, miembro de la Real Academia Española, hace un repaso por varias de las cuestiones más trascendentales para el ser humano desde el origen de los tiempos. Y lo hace a lo largo de las tres historias que componen el volumen, a cada cual más impactante.

La primera de ellas, El fulgor de la pobreza, relata las vivencias y reflexiones que han marcado la vida de Edira, una niña que sufre el peso de la obligación moral hacia la familia, esa que ha condicionado su existencia entre reproches y desplantes. La marcha de su padre del núcleo familiar, y el correspondiente espionaje por parte de la pequeña, constituyen el hilo conductor de esta historia, en la que también se reivindica la libertad en la toma de decisiones y el derecho a equivocarse y rectificar, con la dosis de valentía que comprende esta operación.

Por su parte, en La mano del amigo, como si de una obra aristotélica se tratase, se nos presenta lo más parecido a un tratado sobre la amistad. Una narración que combina la ternura y pureza de la amistad desinteresada en la más corta edad, con momentos durísimos marcados por el desengaño, la desconfianza y el egoísmo, enemigos acérrimos de la amistad en cualquiera de sus grados, que solo en base al cultivo dedicado de la misma y la generosidad recíproca puede germinar con salud de hierro.

Por último, en Deudas del tiempo, Luis Mateo Díez esboza en torno a la emigración y la vuelta al hogar una reflexión sobre el paso del tiempo, una variable que tantos cambios experimenta en nuestra existencia dependiendo de nuestro momento vital. Esos cambios en la persona, inherentes al paso del tiempo, se entremezclan con el recuerdo y la nostalgia de días que, sin tener que ser necesariamente mejores, no renunciamos a conservar en nuestra memoria. 

“No reparar en el tiempo es la manera de no padecerlo, de que no nos moleste”, apostilla uno de los personajes que aparece en Deudas del tiempo. Y quizá no le falte razón.

Autor: Fran Leal

Comentarios

  1. pero que seriamos sin el tiempo pasado, recordar es volver a vivirlo , por supuesto pensando en momentos felices y agradables; siempre y cuando no suponga una traba para vivir el presente.🤔🤔

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  2. Yo creo que ahí está la cuestión. En ser capaz de vivir con el pasado, sin que duela.

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