Rojo sobre blanco

A mí me parecen manchas de rotulador, por mucho que para Sofía sean, sin derecho a réplica, restos de carmín en el cuello de mi camisa. De nada han servido mis explicaciones. ¿Qué hay de extraño en que explotara el bolígrafo rojo con el que me disponía a estampar mi rúbrica en aquél contrato? Si pudiera ver el estado en que quedó el níveo thawb de mi buen amigo Khalil, curiosamente la parte contratante… Pero él, siempre tan comedido, no quiso meterse en lío de faldas. Y aquí estoy ahora, con la camisa en la mano y mi almohada en el sofá una noche más.

Autor: Fran Leal

Comentarios

Entradas populares