Alegría (Manuel Vilas)

Desde que un buen amigo me regalara Ordesa, obra de Manuel Vilas publicada en 2018, y ante la grata impresión que me generó, me he declarado abiertamente seguidor de este escritor oscense. Tras leer su Setecientos millones de rinocerontes, por fin ha llegado a mis manos Alegría, que logró ser finalista del Premio Planeta 2019, reconocimiento que le arrebató Terra Alta, de Javier Cercas.

Más allá de los premios, que no considero que hagan honor a una verdad tan subjetiva, Alegría me ha parecido una obra espléndida. El argumento, un escritor que nos va desvelando sus pensamientos, recuerdos y obsesiones en sus sucesivos viajes de gira de promoción, destaca por la forma en la que va avanzando. O más bien yendo y viniendo del pasado al presente, del presente al futuro, del pasado al futuro y, siempre, sea lo que sea, presente en la cabeza atormentada de nuestro protagonista.

La amistad, el amor, pero sobre todo los lazos familiares, tienen un papel muy importante en la novela de Vilas, que por momentos alumbra divagaciones brillantes sobre lo que es la vida, su sentido y la asunción de la desgracia y la pérdida como parte de este juego que supone estar vivos. Algo que es vital si queremos que la alegría, tan nombrada pero poco cultivada, tiña nuestras vidas para siempre, a pesar de los escollos que vayamos encontrando por el camino.

A veces, sobredosis de dulzura; otras, exceso de dureza. Así es este vaivén en el que nos sumerge Vilas, que nos mece a golpe de reflexiones muy bien hiladas sobre el tiempo, las relaciones y la propia existencia.

Autor: Fran Leal