El hombre en busca de sentido (Viktor Frankl)
Para ello, Frankl distingue tres fases. En primer lugar, la entrada al campo de concentración, dominada por el estado de shock y las respuestas anómalas, en consonancia con la situación que se está viviendo. En segundo lugar, en la etapa de internamiento, a medida que se van sucediendo los despropósitos y tratos inhumanos, comienza a aflorar la apatía como estado dominante. Solo el amor o el arte, en definitiva lo concerniente a la esfera espiritual del ser humano, puede servir de consuelo en esos momentos tan desesperantes. Aquí es donde la libertad interior se presenta como el último bote salvavidas al que subirse para capear el temporal, ya que es lo que en última instancia dota de sentido a todo. Y, por último, la tercera fase sería la de la liberación, cuando la sensación de estar descolocado impera ante una realidad que no es como uno se imaginaba dentro, ahogando a la alegría desbocada que el común de los mortales presupone en estos contextos.
Además de este estudio, mucho más pormenorizado y sorprendente que lo que expone este breve comentario, el doctor Frankl hace una síntesis sobre su teoría de la logoterapia, método psicoterapéutico creado por él mismo, centrado en el sentido de la existencia y la búsqueda del mismo. Un aspecto de rabiosa actualidad, teniendo en cuenta que el vacío existencial campa a sus anchas por nuestro cuerpo social cada vez con mayor soltura.
Ideas como la libertad, la responsabilidad o la no existencia de un sentido de la vida abstracto y único sobrevuelan unas líneas que entremezclan postulados teóricos con unas experiencias personales muy bien aprovechadas.
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