Hijos

Era martes, un día de esos tristes y grises que tienen las madres de vez en cuando. De pronto, sonó el timbre y apareció un joven que le dejó una gran caja de cartón que venía a nombre de su hijo. Rápidamente intuyó de qué se trataba. La abrió con ansias y se emocionó pensando que mientras la abría estaba asistiendo como espectadora al alumbramiento de una nueva obra literaria. Una bonita portada guardaba en su interior una lectura tan esperada y deseada, casi, como la llegada de un primer nieto. Con rapidez comenzó a engullir sus páginas:

-Solo voy por la página 19 y ya me has arrancado unas lágrimas, ladrón -pensó.

Se enganchó de tal manera que no sabía si seguir hasta terminarlo de un tirón o detener su lectura para la noche o quizás para el día siguiente, de manera que pudiera prolongar su disfrute por más tiempo...

Autora: Montaneira

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