Unos buñuelos de viento

Unos buñuelos de viento eran los culpables de todo. El centro de reunión de varias palomas que, rápidas, buscaban el rebozado que junto a la crema, yacía en el suelo. Ellos eran culpables de que, a pocos metros, Marisa llorara desconsoladamente, porque no pudo evitar que se le cayera la caja al suelo al intentar comerse uno sin que le viera su madre. Ahora, ella se enfadaría y el Día de Todos los Santos ya no sería tan alegre. 

Autor: Gerges

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Unos buñuelos de viento son lo más rico que hay, me dijo mi abuela la tarde del último jueves santo mientras sumergía aquellas delicias esféricas en aceite muy caliente. Cuando se enfriaron, sentados a la mesa camilla del salón, probamos ansiosos esas suculentas bolitas y, como en tantas otras merendolas, mi abuela consiguió tenerme sentado veinte minutos. Qué poco nos hace falta a los seres humanos para sentir la felicidad, declamó mi abuela con una sonrisa esbozada en su rostro. La pena es que, igual que estamos arriba, nos venimos abajo, sentenció mientras cogía el crucifijo heredado de su madre y rompía a llorar.

Autor: Fran Leal

Comentarios

  1. que nostalgia esos buñuelos de crema, de nata, de trufa.. para mi el ultimo de crema decia!!! 🎃🎃🎃🎃🎃🎃🎃

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