Los zapatos de mi abuelo

Entre el tanatorio y la oficina de objetos perdidos había un contenedor de metal. A mi abuelo le enterraron descalzo y cuando pregunté dónde estaban sus zapatos, me dijeron que había llegado sin ellos. Sabía que eso no era posible, pues se los compré para la ocasión. Así que fui a la oficina de al lado por si alguien los hubiera encontrado. El dependiente me dijo que mirara en el contenedor de la puerta, pues sabía que los de la funeraria tiraban allí muchas cosas. Abrí la tapa. Allí no había nada. Entonces vi al basurero con un calzado nuevo.

Autor: Gerges

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