La renuncia de Dios

Con los humanos como atracción estelar había sido desastroso. De ahí que en esta segunda intentona, justo en el momento de arrancar el definitivo macroproyecto divino, el venerado ser ovnisciente, otrora con eme de mamá, no vacilase en apostar por los insectos.

El creador estaba a punto de soltar la última moneda que, al caer en el depósito de la máquina recreativa, daría el crédito necesario para una nueva partida. Pero como la omnisciencia a veces, y solo a veces, se revela en el momento justo, acreditando el reconocimiento universal del que goza, la providencia pulsó el botón rojo y cerró al salir.

AUTOR: FRAN LEAL

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