El ataquito
Enseguida se le pasará, me dijo a las once de la mañana mientras introducía de nuevo su bolígrafo bic en el bolsillo de la bata, justo antes de salir del box. A lo sumo, en un par de horas remitiría el ataque de pánico y podría volver a mis quehaceres con la frivolidad que me permitía cada día la mitad de la dosis que me acababan de administrar.
Pero no, esta vez no. La habitación seguía dando vueltas y ya eran las cuatro de la tarde. Enseguida se le pasará, dijo ahora una de las enfermeras. Y a los diez minutos, empezó la remontada.
AUTOR: FRAN LEAL
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