Todo está pagado

Ella me miró aterrada, no entendía cómo, después de toda una vida trabajando, no tenía dónde dormir y dónde comer. Hacía años que dejó su último empleo y no sabía de dónde iba a sacar el dinero para pagar el sitio donde se alojaba. La rodeé con mi brazo y le dije que todo estaba pagado gracias a su pensión. Que podía comer, dormir y cantar sin problema.
Ella me pidió que le anotara los horarios de comida en un papel y después, la antigua directora financiera del banco se marchó por los pasillos de la residencia contando a todo el mundo su buena suerte. Todo estaba pagado.

AUTOR: GERGES


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