Visión comercial

Mientras le vendaba los ojos, el verdugo recordó que tenía el fuego encendido. Se disponía a freír unos huevos cuando llegó aquel comercial a importunar con sus tarifas reducidas y ofertas de vértigo. Y romper aquel momento mágico fue lo que no perdonaría al vendeburras. Subió a toda velocidad a la cocina para evitar el desastre, sin terminar de privar de visión al joven, que quedó cara a cara frente a un vendedor de enciclopedias que, con un tomo en la boca, presidía la pared frontal del trastero. Entonces, mientras escuchaba bajar de nuevo al señor enajenado, lamentó profundamente tener una mirada de ciervo.

AUTOR: FRAN LEAL

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