El pasajero
Tan a la moda estaba siempre que no era él. Lo había perdido todo ya y solo le quedaba eso, la moda. Y como tal, su rastro sería pasajero y efímero, sin dejar atisbo de huella de una existencia si acaso insignificante. Tres pasos más y todo habría acabado. Pero se resistía a darlos. Y lo hacía con el convencimiento de que lanzarse desde el balcón estaba demodé. No paraba de preguntarse qué pensarían sus conciudadanos sobre su triste final. Básicamente, lo mismo que cuando, por culpa de aquel incendio que lo arruinó todo, tuvo que pisar la calle en chándal y pantuflas.
AUTOR: FRAN LEAL
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